viernes, 8 de mayo de 2009

Entrevista al artesano








-¿Cómo se te ocurren los diseños?
Las casitas pretenden reproducir mediante una síntesis, a un determinado edificio tomado de la arquitectura real. Como las casitas son de madera, investigo y busco construcciones antiguas de las cuales pueda tomar ideas. A veces surgen de algo que vi en una revista o un libro, o de la vida real. Tenemos como ejemplos a las construcciones en el delta del Tigre y la Boca. Hace poco, armé una representando el galpón de los mimbreros para el local “Edición Limitada” de las lomas de San Isidro, que tenía un stand en casa Foa 2008.
-¿Por donde empezás?
No siempre los pasos son iguales, pero siempre empiezo por hacer un croquis. Como dije antes, busco información de donde sea. En el caso de la casita del Delta me fui hasta la oficina de turismo de San Fernando buscando información y no había nada, desde allí me fui al Tigre a la biblioteca y pude sacar algunas fotocopias de planos de libros viejos y finalmente gente amiga me llevó en lancha a sacar fotos.
Con la Boca pasó algo similar, y al final pasé horas estudiando las imágenes obtenidas y comencé a armar el rompecabezas. Lo curioso es que la construcción la empecé por el balcón, ya que ese era el símbolo de la casita, cada una tiene el suyo. Esos pequeños detalles, una vez terminados, te hacen perder el sueño para ver el resto.
-¿Qué es lo que más te gusta de esta labor?
Lo que más me gusta es cuando me propongo un diseño nuevo, pero disfruto mucho del producto terminado, y a pesar de no tener venta masiva, ya que no son baratas, mucha gente me da su apoyo y son muchísimas las consultas que me hacen.
¿Cómo definirías esta labor dentro de tu vida en la actualidad?
Con respecto a este emprendimiento, diría que representa un 20% de mi tiempo, pero si logro la ayuda que busco en la fundación Nosotros, podría llegar a representar el 50% de mi labor diaria.
-¿Cómo definís la búsqueda estética e identidad que tienen tus casitas?
Como dije antes, cada casita es única y representa algún tipo de arquitectura real, del presente o pasado, y cada modelo nuevo debe superar al anterior. Creo que la meta es hacerme conocer en el extranjero y la única manera de lograrlo, será a través de la estética.
-¿Pensaste o te dijeron /propusieron presentarte a exponer como artista o en una muestra de arte?
Hace cuatro años que participo de una feria artesanal navideña en la iglesia Americana de Acassuso, pero nunca en una muestra de arte, sería un honor poder hacerlo.
Como dato curioso un día fui invitado a un congreso de profesores de la organización de escuelas internacionales, y me dijeron que querían darle a esta gente un poco de color al congreso invitando a varios artesanos. El problema que veían en mis casitas era su tamaño, ya que esta gente venía en avión por tan solo dos días, y debían llevar la casita en su valija. La respuesta fue inmediata: el “kit para armar”. Este consta de una caja tamaño pizza, donde viene la casita desarmada y trae en su contratapa un compact disc con la totalidad del proceso de armado en fotos, con el paso a paso del armado. Ese día vendí varias.
-¿Podés describir como ejemplo lo que buscaste y detalles curiosos de algunas casitas?
He mencionado antes que cada casita es única y tiene aquello que la distingue de las otras. A veces lo difícil es encontrar ese símbolo. En el caso de la casa del Delta no hay uno sino varios. Cuando empecé a ver que las caracterizaba encontré cosas como techos de chapa, postigones de madera, cenefas decoradas, los clubes de remo y por supuesto las azaleas. La casa del Delta tiene todas esas cosas.
En el caso del kiosco de Pepsi, me imaginé uno sobre la playa, y lo infaltable era sin dudas el cartel. Con respecto a este tema, busco gráfica de la década del 40 o 50, ya que le da el toque antiguo que estoy buscando. Otro elemento que me pareció divertido es el sombrerete de la chimenea, que lo armé con una tapita de metal de una botella, algo más para reciclar.
-¿Usás mucho material reciclado?
De todo un poco, las tablas de cajones para frutas constituyen las puertas de las casitas, los «vidrios» de las ventanas son recortes de discos compactos, las tapitas de dentífrico hacen las
veces de macetas y los revolvedores de café se convierten en remos. También utilizo latas de conserva para los techos de chapa. Seguramente me olvido de muchos otros elementos, pero lo importante es que se trata de aprovechar material que de otra manera iría a la basura.

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