No todo el trabajo en casa tiene que ver con las casitas o comederos. a veces el camino nos lleva a encuentros inesperados. En esta oportunidad, nos tocó rescatar a un pichón de colibrí, quien había perdido a su mamá. Tuvimos que hacer un curso acelerado de cuidados intensivos, y por fortuna el pichón pasó la noche.
Fortalecido y alimentado, a la mañana siguiente llevamos a nuestro bebé, a un santuario de colibríes en la casa de Don Pondal, quien lo albergó durante el verano hasta la época en que migró, junto al grupo que frencuenta su jardín. Debo mencionar que Don Pondal es un experto en el tema, y dedica gran parte de su tiempo al estudio de estas aves y su cuidado.
Aqui aprendimos lo difícil que es alimentar los colibríes con nectar casero, puesto que el agua con azucar termina fermentando luego de 1 o 2 días de permanencia en el frasco. El hongo formado, ataca la lengua de éstas aves impidiendo que se alimenten, y en cuestión de 24 horas se produce su muerte.
Es por este motivo que si bien deseo atraerlos a mi jardín, lo haré solamente con las plantas apropiadas. Para aquellos que alimentan a los colibríes con agua azucarada, tengan muy en cuenta que es necesario limpiar el comedero todos los días, y en lo posible esterilizar los frascos con agua hirviendo.
Nuestro picaflor fue bautizado "Andresita" por el Sr. Pondal (todo un honor para mí) aunque bien podría haberse llamado Maia. Esperemos que la primavera lo traiga de regreso a su jardín, y tal vez podamos reconocerla entre todos los colibríes que lo visitan.
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